martes, 20 de enero de 2015


Aquel cuerpo infantil e hirsuto
delimitado apenas por la detonación del espacio
está incrustado como un ámbar
en el aparente cráneo del cristal del tiempo

y el cristal remuévese en su fluido
como pasos en la sombra

pero aquel inmutable ser propulsado
aquella fascinada proyección
escapada de la placidez de la muerte
se ha conducido hacia la nada

(nada ¿dónde estás tú en medio de esta nada?)
y de la nada se sugirió su impulso
que incumbía a todo lo inexistente

y desde ese mismo estado inatómico
escapó como gimiendo por el desahogo
como estirándose
todo lo infinitamente misterioso
de nuestra respiración.

Texto: Luis Spinetta

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