domingo, 25 de enero de 2015

Las palabras


Uno usa de soporte las formas que le rodean, como un gran rompecabezas esperando formar las ideas. Entonces, se desviste de las palabras que le abrigan y se reserva a respirar.
Quizá hoy la prosa que lo apaña, quiere descansar en la dermis. Esa en la que retumba su voz más silenciosa y furtiva, esa de la que depende su porvenir si le obedeciera. Pero sometieron a ese espacio a demasiadas palabras y ya no es.
Y así logran que el cuerpo sufra la enfermedad que llevamos de las letras en el alma. Por eso un hombre nunca envejece y muere permitiéndosele y anunciando su última palabra.
¡Ah las palabras! ¡Entraña creadora, juez supremo, sol de los hombres! ¡Hacen lo que quieren con las vidas!



Pintura: Ícaro de Henri Matisse.

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