sábado, 4 de noviembre de 2017

Pelos

La dueña de casa,
me pidió el abrigo para guardarlo.
Tenía calor, y atiné a sacármelo.
Antes,
una familia de pelos sobre mi hombro
esos a los que ya estaba acostumbrado
a ver.
Uno más largo, morocho,
de ella,
otro, corto y rubio,
del gato y
un nuevo integrante
que se me venía camuflando:
en la sábana,
en el lavatorio por las mañanas,
en las camisas;
pareciera que en las cosas blancas,
la vida nos va preparando
para desaparecer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario