miércoles, 11 de marzo de 2015

Frases: "El coronel no tiene quien le escriba" de Gabriel García Márquez.


"Un grupo de niños penetró por la cerca desportillada. Se sentaron en torno al gallo, a contemplarlo en silencio.
- No miren más a ese animal - dijo el coronel -. Los gallos se gastan de tanto mirarlos."

"Todo el mundo dice que la muerte es una mujer."

"- La ilusión no se come - dijo ella.
 - No se come, pero alimenta - replicó el coronel - . Es algo así como las pastillas"

"Es pecado negociar con las cosas sagradas"

"No tienes el menor sentido de los negocios", dijo. "Cuando se va a vender una cosa hay que poner la misma cara con que se va a comprar."

"- La diabetes es demasiado lenta para acabar con los ricos. La pobreza es el mejor remedio - dijo el médico.
 - Gracias por la receta, pero no la acepto para evitarle a usted la calamidad de ser rico."

"El que espera lo mucho espera lo poco."

"-Qué hay de noticias - preguntó el coronel. El médico le dio varios periódicos.
 -No se sabe - dijo -. Es difícil leer entre líneas lo que permite publicar la censura."

"Lo mejor será que los europeos se vengan para acá y que nosotros nos vayamos para Europa. Así sabrá todo el mundo lo que pasa en su respectivo país."

"Don Sabas llamó a su esposa a través de la puerta que comunicaba la oficina con el resto de la casa.
Luego inició una adolorida explicación de su régimen alimenticio. Extrajo un frasquito del bolsillo de la camisa y puso sobre el escritorio una pastilla blanca del tamaño de un grano de habichuela.
- Es un martirio andar con esto por todas partes - dijo -. Es como cargar la muerte en el bolsillo."

"- Lo único que llega con seguridad es la muerte, coronel."

"Estaba amaneciendo. La ventana se recortaba en la claridad verde del domingo. Pensó que tenía fiebre. Le ardían los ojos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para recobrar la lucidez.
- Qué se puede hacer si no se puede vender nada - repitió la mujer.
- Entonces ya será veinte de enero - dijo el coronel, perfectamente consciente - . El veinte por ciento te lo pagan esa misma tarde.
- Si el gallo gana - dijo la mujer -. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo pueda perder.
- Es un gallo que no puede perder.
- Pero supónte que pierda.
- Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso - dijo el coronel.
La mujer se desesperó.
- Y mientras tanto qué comemos - preguntó, y agarró al coronel por el cuello de franela. Lo sacudió con energía.
- dime, qué comemos.
el coronel necesitó setenta y cinco años - los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto - para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
- Mierda."



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